martes, 17 de junio de 2014

Autodestrucción cultural

Cada vez hay más costumbre de desprestigiar el idioma propio de la Comunidad Valenciana, porque “el valenciano no sirve para nada”, “tú no te vas a ir a Inglaterra y te vas a poner a hablar en valenciano”, “anda que te va a servir de mucho si te vas fuera…”. Escuchar esto en bocas de valencianos es bastante triste.

“Casualmente”, quienes más odian el valenciano son los jóvenes que tienen que estudiarlo y, normalmente, lo suspenden. Aquí sucede lo mismo que con la asignatura de filosofía, la cual va a perder peso próximamente con la reforma educativa: la mayor parte de la población aprueba esta medida porque filosofía no se le daba (o no se le da) bien. No me puedo creer que me tenga que oír comentarios como “Pues yo me alegro de que quieran quitar filosofía”. Caramba, vayamos un poquito más allá, ¿no? No se puede reducir todo a: si apruebo, es una maravilla; si suspendo o requiere un esfuerzo, es una porquería. La filosofía es fundamental para aprender a pensar.

Pero bien, hay otros argumentos “más sofisticados” que utilizan quienes defienden la desaparición del valenciano (sobre todo como asignatura). Las personas tendemos a clasificar los idiomas según el número de países en los que se habla, ya que ello nos indica el grado de necesidad que tenemos de ellos. De esta forma, una lengua que únicamente se habla en una región concreta de España (donde, además, hay muchos castellanoparlantes, que suelen ser monolingües) es completamente inútil. Por esa regla de tres, podríamos hacer desaparecer muchas lenguas, e incluso, yendo al extremo de este mismo argumento, podríamos destruir todos los idiomas menos uno, y así tendríamos el idioma con mayor número de hablantes del mundo. Suena ridículo, ¿no? Así de ridícula resulta también esta simplificación por la que se desprecia un idioma con escasos hablantes.

Con respecto al ámbito práctico del valenciano, es cierto que no es (ni creo que llegue a ser, pero nunca se puede hablar con certeza del futuro), ni mucho menos, igual de útil que el inglés, el alemán o el chino, pero no por ello es menos importante. El valenciano tiene su propia literatura, sus canciones, su propia historia. Criticando tu lengua regional te tiras piedras sobre tu propio tejado. Nos estamos olvidando de que un idioma es parte de una cultura. Y todos queremos conservar nuestra cultura.

Debo decir también que el hecho de que se necesiten títulos de valenciano (el Mitjà, el Superior) para trabajar en organismos públicos en la Comunidad Valenciana (donde tanto el castellano como el valenciano son lenguas oficiales) no es motivo de protesta, porque un valencianoparlante tiene el mismo derecho que un castellanoparlante a ser atendido en su lengua materna.

Y si no estás de acuerdo con la política lingüística, si no te importa el valenciano porque aunque seas de la Comunidad Valenciana no lo hablas, al menos respeta, y no fomentes la destrucción de una cultura.
Rima S.

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