Libertad,
¡ansiado don!
¿Dónde te has
metido?
Por todas partes
te busco yo.
Sin ti, temo mi
destino.
No recuerdo
haberte perdido.
¿Por qué estabas
aquí y ahora no?
Realmente, a mí
misma me he respondido…
¿Será cosa del
amor?
Yo te pido
perdón,
no he sido yo
misma y también me he perdido.
Esto me pasa por
no hacer caso a la razón.
Corazón
malcriado y consentido…
Mi mente se ha
detenido
por completo. Lo
hace siempre al oír su voz.
¡Necesito que
vuelvas, mi don escondido!
El sentimiento
no puede ser el ganador.
Venga, va, que
puede pasar lo peor.
Venga, no me
hagas esto, que ya casi me he desvanecido.
Venga, vuelve,
mediadora entre la mente y el corazón.
Venga, vamos,
que mi estado es tu culpa: tú me lo has permitido.
¡Sé consecuente
con tus actos
y vuelve a
solucionarlo!
Rima S.
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